Un asombroso hallazgo el que informó la NASA
esta semana a través de una conferencia
de prensa: el telescopio espacial Spitzer encontró un sistema de siete
exo-planetas (nombre que se le da a los planetas que se encuentran fuera del
Sistema Solar) con dimensiones similares a las de nuestra Tierra, todos
orbitando una sola estrella, su sol; tres de estos se encuentran localizados en
una zona habitable, a distancia de su estrella madre en la que un planeta
rocoso tiene posibilidades de albergar agua líquida - la llave a la vida como
la conocemos.
Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la
agencia en el área Directiva de Misión Científica en Washington, declaró: “Este
descubrimiento puede ser una pieza significativa en el rompecabezas, de hallar
ecosistemas habitables, lugares que son propicios para la vida […] responder la
pregunta de si ‘estamos solos’ es una alta prioridad de la ciencia, y encontrar
tantos planetas con estas características por primera vez en una zona habitable
es un extraordinario paso hacía dicha meta.”
El
sistema planetario, que ha sido bautizado como TRAPPIST-1 (por las siglas en
inglés de Pequeño Telescopio Planitesimal y de Planetas en Tránsito) se
encuentra en la constelación Acuario a aproximadamente 40 años luz - casi 4 mil
billones de kilómetros - de la Tierra.
De
acuerdo al cálculo de su densidad, todos los planetas de TRAPPIST-1 parecen ser
rocosos y las próximas observaciones permitirán determinar si poseen agua
líquida - y en qué abundancia. La masa del séptimo - y más lejano de su sol -
planeta del cual aún no ha sido estimada esta, pero los científicos creen que
podría ser un planeta glacial, un mundo “bola de nieve”, pero esto deberá ser
confirmado o descartado por futuras observaciones.
El sol de este recién descubierto sistema es
una enana ultra fría -
en contraste al nuestro que es una enana amarilla -, tanto así que agua líquida podría ser encontrada en
planetas muy cercanos al astro.
Los siete planetas orbitan más cerca a su
estrella madre de lo que Mercurio lo hace alrededor de nuestro Sol; además, los
astros se encuentran muy próximos unos de otros, tanto así que una persona en
la superficie de uno de ellos podría contemplar y, posiblemente, divisar las
características geológicas o las nubes de sus esferas vecinas, mostrándose
incluso más grandes que la Luna para nosotros.
También es posible que los planetas no giren
sobre su eje, lo que significa que en un lado de los astros es siempre de día y
en el otro hay noche perpetua, esto significa que tendrían patrones climáticos
completamente diferentes a los que poseemos en nuestro hogar, como fuertes
vientos soplando del lado diurno al nocturno, o, incluso, cambios de
temperatura extremos con pasar del lado sombrío al luminoso.
Cuando me enteré de este descubrimiento no pude
sino sentir una enorme emoción y mi parte científica vibró de curiosidad, lo
que me cautivaba de la ciencia ficción hoy podría quedarse muy corto. Seguiré
muy de cerca el tema, pues es apasionante saber la infinidad de posibilidades y
secretos que se encuentran en la hermosa inmensidad del espacio exterior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario