El 26 de abril de
1986 ocurrió el peor desastre nuclear de la historia, uno de los dos en llevar
la infame clasificación grado 7 en la Escala Internacional de Accidentes
Nucleares (Fukushima es el otro): El accidente de Chernóbil.
Se evacuó toda una
ciudad; la radiación llegó a, por lo menos, 13 países de Europa central y del
este; más de 30 personas murieron en la planta para prevenir una explosión y
evitar una mayor catástrofe, se calcula que otras 4000 perecieron víctimas de
la radiación y una cantidad incalculable sufre, aún hoy, las secuelas.
Hoy, a más de 30
años del evento, el lugar promete dar un giro – tanto práctico como simbólico –
al siniestro, pues, dos compañías chinas tienen planeado construir una planta
de energía solar de un gigawatt en 2,500 hectáreas dentro de la zona de
exclusión; esta inversión tendrá un gasto aproximado de mil millones de dólares.
“Es un terreno
accesible en cuestión de precio y la abundante luz del sol constituye una base
sólida para el proyecto, además, las instalaciones de transmisión eléctrica que
se mantienen aún en el lugar están listas para ser reutilizadas.”, declaró el
ministro ucraniano de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Ostap Semerak.
El proyecto estará a cargo de una subsidiaria de
la compañía Golden Concord Holdings (GLC) y China National Machinery
Corporation (Sinomach); la primera, es una de las firmas más grandes en lo que
respecta a energías renovables y estará encargada de proveer e instalar los
páneles solares, mientras que la segunda, propiedad del gobierno chino,
construirá y se encargará de la operación de la planta.
En un comunicado de
prensa, GLC manifestó que estima que los trabajos de construcción de la planta
solar comenzarán este año, al respecto de las ventajas de la construcción, el
director de la compañía, Shu Hua, expresó: “Habrá considerables beneficios
sociales y económicos gracias al trabajo de renovación del lugar y al traer
energía limpia y renovable. Nos da satisfacción realizar un trabajo de la mano
con Ucrania para reconstruir la zona en beneficio de la comunidad.”
A la fecha, ni
China, ni Ucrania, han hecho públicas las medidas de seguridad que se
mantendrán durante la construcción de la planta de energía solar.
Hasta ahora, la
zona de exclusión, incluyendo la ciudad
fantasma de Prípiat, se encuentra fuera de los límites para la mayoría de
las personas, con actividades agrícolas limitadas en las tierras que aún se
consideran contaminadas.
A muchos de los
antiguos residentes del área les es permitido realizar visitas – a sus antiguas
casas o al lugar de descanso de sus parientes – una o dos veces al año.
Incluso, la zona se ha vuelto un curioso punto turístico – con las más altas
medidas de seguridad – para las personas que desean ver el resultado del
desastre.
Ecologistas que han
visitado la zona de exclusión alrededor de Chernóbil afirman que hay abundante
vida salvaje en el área, con una considerable población de alces, venados,
jabalíes y lobos, lo que parece generar optimismo con respecto a la baja de los
niveles de radiación, sin embargo, otros investigadores afirmar que estos aún
son considerables debido a la limitada actividad de insectos y la enfermedad de
algunos mamíferos pequeños.
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