La Ciudad de México (CDMX) es una de
las metrópolis más grandes del mundo, vibra, suena y se mueve a un ritmo
inimaginable; debido a esto, la diversidad que existe en ella es evidente; vive
en sus calles, en sus barrios y hasta en sus espacios subterráneos.
Vive, la ciudad, vive; y como
cualquier ser vivo tiene cabeza o pulmones, pero definitivamente, el Centro
Histórico es su corazón, pues nos habla de todo lo que ha pasado por él, por
otro lado el Distrito Federal, nos cuenta lo que ha sentido. Su origen - el
Templo Mayor -; su pasado - la arquitectura de sus calles -; sus logros - la
Torre Latinoamericana -; sus gustos - el Palacio de Bellas Artes.
Pero, sin duda, uno de sus escenarios
principales es la Plaza de la Constitución, a la que el uso popular ha llamado El Zócalo, que ha dado lugar a grandes
eventos, muchos de ellos por costumbre, como las celebraciones presidenciales
de la Independencia en septiembre o, desde 2007, anualmente aloja una pista de
hielo, para diversión de los capitalinos; también, ha albergado momentos
históricos, los conciertos de Paul McCartney o Rogers Waters, el desfile para
festejar el Bicentenario/Centenario; esto sólo por mencionar una ínfima
cantidad - y sólo hablo de las acontecidas en este siglo -, pues nunca
terminaría de investigar – y contar - todo lo que esta parte de nuestra capital
ha atestiguado.
Como lo mencionaba, el Zócalo continúa
siendo anfitrión de muchos eventos, y 2017 no es la excepción, únicamente hablando de lo que sucederá esta
semana; el 2 de febrero se celebra el Día de la Candelaria, para conmemorar la
fecha, se tiene preparado el festival, Tamal,
Riqueza Alimentaria de la CDMX, durante el cual se regalarán 10 mil tamales
y atoles; el sábado, 4 de febrero, habrá un maratón de mariachis, en donde se
podrá disfrutar de dicha música, reconocida como Patrimonio Inmaterial de la
Humanidad por la UNESCO.
Lo importante de ambas celebraciones, que he
tomado como ejemplo, es la forma en que mantienen vigentes nuestras raíces y
cultura dentro y fuera de nuestro país, pues ambas alimentan y reflejan un poco
de nuestra identidad como mexicanos, y es justo esa la importancia del Zócalo
capitalino en todos sus eventos: reunirnos para recordarnos quienes somos y
seguirnos forjando como ciudadanos orgullosos.
Conciertos, ferias – tanto gastronómicas,
culturales o recreativas –, desfiles o puestas en escena, la Plaza de la
Constitución es un referente cultural a nivel mundial y es embellecida por la
Catedral Metropolitana, el Palacio Nacional, el Antiguo Palacio del
Ayuntamiento, el Edificio de Gobierno y, como cereza del pastel, el asta
bandera que ondea orgullosa y nos hace palpitar el corazón.
Podemos ir al norte o al sur,
trasladarnos a cualquiera de sus polos y pensar que se trata de lugares
completamente diferentes, hasta que ponemos atención y en el inconfundible
autógrafo de ella está ahí, es palpable con todos los sentidos. Esta ciudad, entra
por tus ojos con sus edificios, su gente y sus colores; por la nariz te guía
hacia su gastronomía, llevándote desde el más elegante restaurante gourmet hasta su comida mas popular y banquetera
llegando así, hasta tu boca y explotar
tu sentido del gusto en sus ferias, mercados y parques. Esta ciudad presume con
su variedad de sonidos, desde su música, cantos, ruidos alternos, humanos,
vehiculares, arrítmicos, intermitentes y al final; roca tu piel con su
majestuosos viento.
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